El primer gabinete de Rodrigo Paz marca el fin del poder sindical en Bolivia

El primer gabinete de Rodrigo Paz marca el fin del poder sindical en Bolivia

Bolivia

El nuevo presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, presentó este domingo su primer gabinete ministerial, marcando un giro significativo en la estructura de poder del país. En contraste con las últimas dos décadas de gobiernos ligados a organizaciones sindicales y campesinas, el Ejecutivo de Paz prescinde completamente de líderes sociales para dar paso a empresarios y antiguos funcionarios públicos.

El mandatario, que asumió el poder hace apenas unos días, defendió su decisión durante el acto celebrado en el Palacio Quemado de La Paz. “Durante 20 años se los representó. Yo quiero preguntar dónde están el gas y el litio”, señaló, en alusión al prolongado dominio político del Movimiento al Socialismo (MAS). Su discurso enfatizó una gestión basada en la “meritocracia”, con énfasis en perfiles técnicos y una mayor cercanía al sector privado.

El nuevo gabinete está conformado por 15 ministros, cuatro menos que en la administración anterior de Luis Arce (2020-2025). Entre las carteras eliminadas se encuentran Medio Ambiente y Minería, dos áreas que habían tenido protagonismo durante el ciclo del MAS. Aun así, la reducción fue menor a la prevista por analistas políticos.

Las designaciones revelan una clara inclinación hacia los intereses empresariales. Óscar Justiniano, expresidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz, asume Desarrollo Productivo; José Romero, exlíder de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo, estará al frente de Planificación del Desarrollo; y Mauricio Zamora, empresario vitivinícola y hotelero, dirigirá Obras Públicas.

De acuerdo con Santiago Espinoza, jefe de redacción del diario Opinión, la nueva configuración ministerial rompe con una tradición política boliviana: “La cartera de Educación era históricamente un botín del magisterio urbano-rural. Hoy la dirige una administradora de empresas, Beatriz García, sin vínculos con ese sector”.

Desde la Revolución Nacional de 1952, las organizaciones obreras y campesinas han tenido representación intermitente en los gobiernos bolivianos como mecanismo de mediación política. Evo Morales (2006-2019) consolidó esa alianza como base de su poder. Sin embargo, los ministerios de Trabajo, Desarrollo Rural y Cultura —anteriormente ocupados por representantes de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Bartolina Sisa o la Confederación Sindical de Trabajadores Campesinos— quedaron fuera del nuevo esquema.

“La ausencia de esos sectores puede justificarse técnicamente, pero políticamente es un riesgo. En Bolivia, gobernar sin una base social sólida implica perder capacidad de interlocución”, advierte Espinoza.

Paz sostiene que su objetivo es superar el modelo corporativista heredado del MAS, al que culpa del estancamiento económico, la inflación y los casos de corrupción que marcaron los últimos años. En su discurso, delineó cuatro ejes de gestión: “apertura al mundo, capitalismo para todos, desburocratización del Estado e impulso a las autonomías regionales”.

El presidente aseguró que Bolivia “está a punto de recibir una ingente cantidad de recursos del exterior” y que su gobierno se enfocará en generar confianza para atraer inversiones y garantizar acceso a divisas.

Para el académico Óscar Gracia, doctor en Filosofía Política, la llamada “meritocracia” de Paz responde a un retorno de los valores tecnocráticos propios de los gobiernos de centroderecha: “El nuevo gabinete representa una burocracia tradicional que sustituye la lealtad política y el simbolismo social por eficiencia y gestión empresarial”.

Con este viraje, el gobierno de Rodrigo Paz se presenta como el inicio de una nueva etapa política en Bolivia, una en la que las organizaciones sociales dejan de ser actores de poder y la élite económica vuelve a ocupar el centro de la toma de decisiones.

Fuente: El País