América Latina y el Caribe enfrentan su desafío climático en la COP30 de la Amazonia
Brasil
La conferencia climática de la ONU regresa a América Latina tras 11 años y lo hace en un escenario emblemático: Belém do Pará, en la Amazonia brasileña. La COP30, convocada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, coincide con los últimos años de los gobiernos de Gabriel Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia, que han impulsado la agenda climática, y marca la primera participación oficial de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum en este foro.
La cumbre llega en un contexto de crisis climática, desigualdades y devastación reciente, como el paso del huracán Melissa por el Caribe, reforzado por el cambio climático. “La COP30 llega en un punto de inflexión. El reto es incrementar la financiación para poder adaptarnos”, señala Jorge Villarreal Padilla, director de Política Climática de la Iniciativa Climática de México.
Compromisos pendientes
Desde el Acuerdo de París de 2015, los países debían presentar planes nacionales de reducción de emisiones (NDC) y actualizarlo cada cinco años. Solo 14 de 50 naciones de la región han entregado la tercera versión. Colombia ha presentado un borrador y Argentina, bajo Javier Milei, planea presentar sus compromisos durante la primera semana de la COP30, al igual que México. Brasil ya adelantó sus metas, buscando reducir entre 59% y 67% sus emisiones para 2035 respecto a 2005.
Entre la unidad y la fragmentación
La región enfrenta tensiones internas y externas: mientras algunos países buscan dejar atrás los combustibles fósiles de manera progresiva, otros, incluso dentro de los mismos Estados, mantienen posturas contradictorias. En agosto, 22 países latinoamericanos firmaron una declaración en México defendiendo una transición hacia energías limpias, pero la explotación de hidrocarburos sigue activa en lugares como Brasil y Guyana.
Desde la sociedad civil, organizaciones del Caribe y la Amazonia presionan por zonas libres de fósiles y una transición justa, destacando el riesgo de convertir a la región en un polo de extracción petrolera. “Estamos apoyando a las organizaciones de la Amazonia, pero con presencia activa desde el Caribe”, explica Carolina Sánchez Naranjo, de la Red Gran Caribe Libre de Fósiles.
El gran reto: el financiamiento
El mayor desafío es económico. América Latina y el Caribe reciben apenas el 17% del financiamiento climático global, y la mayoría en forma de préstamos, según Carola Mejía, coordinadora de Justicia Climática de Latindadd. La COP30 intentará definir cómo alcanzar la meta de 1,3 billones de dólares anuales para 2035, un tema clave para la adaptación y mitigación regional.
La COP30 no solo será un escenario de debates políticos y diplomáticos; será la prueba de fuerza de la región para avanzar en compromisos climáticos, alinear agendas y obtener recursos esenciales para enfrentar la crisis global.
Fuente: El País