Brasil
El Gobierno de Brasil ha concedido a Petrobras la licencia ambiental para iniciar la exploración de petróleo en el delta del río Amazonas, un proyecto que ha generado fuerte polémica internacional. La empresa comenzará de inmediato las perforaciones a 170 kilómetros mar adentro, en el bloque 59, frente a la costa del estado de Amapá, una zona reconocida por sus extensos manglares y biodiversidad.
La decisión llega a menos de tres semanas de la COP30, la cumbre climática que se celebrará en Belém, donde representantes de todo el mundo discutirán la crisis climática y el futuro de los combustibles fósiles. Mientras los líderes globales debaten sobre transición energética, un barco sonda brasileño iniciará su primera fase de cinco meses para confirmar la presencia de yacimientos de crudo.
El Observatorio del Clima calificó la concesión como un “sabotaje a la COP” y anunció que recurrirá a los tribunales para detener el proyecto, señalando su impacto ambiental, climático y sobre la biodiversidad. La medida también ha generado tensiones internas: el presidente Luiz Inácio Lula da Silva defendió la exploración alegando que los ingresos permitirán financiar la lucha contra la pobreza y la transición energética, mientras que la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, se opone a expandir la explotación petrolera.
El interés en la zona ha crecido tras el descubrimiento de grandes yacimientos frente a Guyana y la subasta de bloques petroleros en junio pasado, que atrajo la atención de la industria internacional. La presidenta de Petrobras, Magda Chambriard, subrayó la urgencia del inicio de las operaciones, recordando que el contrato del barco sonda estaba próximo a vencer.
La cumbre de Belém, los días 6 y 7 de noviembre, será la antesala de las negociaciones formales de la COP30, donde los países acordarán compromisos, plazos y financiamiento para combatir el cambio climático. La decisión de avanzar con exploración petrolera en paralelo pone a Brasil en el centro de un debate global sobre coherencia ambiental y desarrollo económico.
Fuente: El País
